Isla del Hierro, 11 de diciembre de 1977. Un domingo lluvioso en la más pequeña de las islas canarias; una niebla densa cubriendo El Hierro. De pronto se oye un ruido. Parecen los motores de un avión pero suenan muy cerca, demasiado, del suelo. Otro ruido sustituye al anterior: una explosión.
Las autoridades rápidamente se dirigieron al lugar del siniestro. Allí se encontraron con una escena impresionante: los restos calcinados de un P3-Orion estadounidense se entremezclaban con los restos de los cuerpos de catorce miembros de la USAF (United States Air Force). Las autoridades competentes se dirigieron rápidamente hacia el lugar de los hechos, acompañados del nutrido e inevitable grupo de curiosos. Un número de la Guardia Civil debió pensar "¿Qué hace un avión espía de los Estados Unidos sobrevolando España?" así que, ni corto ni perezoso, se introdujo entre los restos del aeroplano para buscar pistas. Y pronto se vió recompensado. Encontró unos comprometedores documentos de algo llamado "operación Manuel". Desconozco qué clase de piruetas mentales debieron suceder en el cerebro de aquel oficial de la benemérita. Tal vez creyó que la vida de Manuel Fraga se encontraba en peligro, o que los americanos llamaban Manuel a los españoles como llamaban Charlies a los vietnamitas.
Sea como fuere, el picoleto se dirigió raudo y veloz a informar a sus superiores. La noticia fué ascendiendo en la escala de mando hasta llegar hasta el mismísimo ministro de exteriores; a la sazón Marcelino Oreja Aguirre. En plena transición, en plena guerra fría, el estado español se sentía amenazado por los servicios de inteligencia norteamericanos. La tensión diplomática rayaba ya en el conflicto. Esto era gordo, muy gordo. El ministerio se puso en contacto con la secretaría de estado de EEUU y cada una de las partes envió un grupo para investigar, paralelamente, el asunto. Debía de ser algo realmente secreto, ya que ni la mismísima secretaría ya mencionada conocía dato alguno sobre la tal operación Manuel.
Llegaron, pues, las hordas de investigadores a la pequeña isla canaria, y se dirigieron hacia el cuartel para que el avezado investigador de la Guardia Civil les cediese tan comprometedora prueba. Toda la tensión acumulada y el miedo de ser objetivo de la nación más poderosa se convirtieron en alivio y sonrojo al comprobar que los documentos ultrasecretos de la operación Manuel no eran más que un "operating manual". Es decir, no eran más que unas vulgares instrucciones de uso del avión siniestrado, que el guardia había traducido libremente. Huelga decir que sus conocimientos del inglés eran nulos.
Se cubrió de gloria, el muchacho. El P3, por cierto, había partido de las Azores para seguir el rastro de un submarino soviético. Aunque hay gente que cree que tenía más que ver con avistamientos OVNI.
Sea como fuere, el picoleto se dirigió raudo y veloz a informar a sus superiores. La noticia fué ascendiendo en la escala de mando hasta llegar hasta el mismísimo ministro de exteriores; a la sazón Marcelino Oreja Aguirre. En plena transición, en plena guerra fría, el estado español se sentía amenazado por los servicios de inteligencia norteamericanos. La tensión diplomática rayaba ya en el conflicto. Esto era gordo, muy gordo. El ministerio se puso en contacto con la secretaría de estado de EEUU y cada una de las partes envió un grupo para investigar, paralelamente, el asunto. Debía de ser algo realmente secreto, ya que ni la mismísima secretaría ya mencionada conocía dato alguno sobre la tal operación Manuel.
Llegaron, pues, las hordas de investigadores a la pequeña isla canaria, y se dirigieron hacia el cuartel para que el avezado investigador de la Guardia Civil les cediese tan comprometedora prueba. Toda la tensión acumulada y el miedo de ser objetivo de la nación más poderosa se convirtieron en alivio y sonrojo al comprobar que los documentos ultrasecretos de la operación Manuel no eran más que un "operating manual". Es decir, no eran más que unas vulgares instrucciones de uso del avión siniestrado, que el guardia había traducido libremente. Huelga decir que sus conocimientos del inglés eran nulos.
Se cubrió de gloria, el muchacho. El P3, por cierto, había partido de las Azores para seguir el rastro de un submarino soviético. Aunque hay gente que cree que tenía más que ver con avistamientos OVNI.
7 comentarios:
Esto me recuerda a la invasión de peregil!!
Muy bueno tio.
Ya siento lo de la imagen. Ayer cuando la terminé te la intenté mandar pero no estabas. Luego me fui por ahi, volví un poco tarde a casa y ya no estabas. Así que me dediqué a enganchar a SirLebert y a otro colega al Second Life. Todavía tengo la imagen acabada por ahi si la necesitas.
Un saludo.
joe, y eso paso de verdad?? si es q no hay nada como saber idiomas... :D
Cien por cien verídico.
Videl, no pasa nada. De todas maneras te envié un mail ;)
Bueno, me alegro de que os haya gustado esta historia de guerra y espionaje. Jo, ni John LeCarré :P
jajajajajajaja,que nos podemos esperar de semejante republica bananera?
Typical spanish eso de las traducciones libres.jajajaja.
Lo que me he podido reir :)
Joer, me aba de dar por mirar lo de las estadisticas en tu blog... pone hasta la empresa en la q estoy, soy la de Altavilla Vicentina :) espero que mi "amadisimo jefe" no vea nunca esto, me paso toda la mañana en blogs... :D
Por cierto, se que no va aqui, pero me ha dado pelin pereza buscar el post de las estadisticas :D
Os tengo fichados a todos.
No te preocupes que no me chivaré a tu jefe. Al fin y al cabo, los jefes son los enemigos naturales de los pringlebrowns.
Oye, Noa. ¿Tú cómo llegaste a este blog? Simple curiosidad :P
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