lunes, 30 de marzo de 2009

No soy tu superman...

¡Joder, hermano! La verdad es que, con las charlas que solemos tener los Pringlecillos en la hora de la comida, el blog se escribe sólo. ¡Pero lo bien que nos lo pasamos! Qué sería de nosotros sin esos buenos ratos con los que endulzamos y alegramos los sinsabores de la vida laboral de un Pringlebronwn...
Pero bueno, a lo que iba:
Hoy la charla ha derivado rápidamente hacia las relaciones entre héroes/superhéroes de cómic; más concretamente al plano escatológico-sexual, claro. Pero vamos, todas nuestras conversaciones derivan hacia ahí, así que no es sorpresa.
Estábamos hablando de que Superman no pudo tener descendencia con Lois Lane, pues ésta, al ser una simple humana, no podría su humano cuerpo resistirlo. Pero claro, ¿qué es lo que no podía resistir? ¿La gestación de un semi-Kryptoniano en su útero ó la eyaculación del hombre de acero?
Claro, nosotros hemos desarrollado la segunda hipótesis, faltaría más. Teniendo en cuenta la fuerza muscular del superhombre de Kansas, su "chorro" debe de ser como un cañón balístico. ¿Os imagináis la escena? Lois y Clark enzarzados en una refriega amorosa y ¡pam! trozos de Lois esparcidos por la habitación. Y no sólo eso, amigos; ¿qué hay de la superfricción que debe de necesitar Superman para lograr la adecuada estimulación? Me imagino a Clark Kent centrado en lo suyo, a toda leche, como un John Mambo cualquiera, su rizo girando como un ciclón y a la pobre Lois con humo saliendo de sus partes íntimas... desde luego que eso no debe de ser plato de gusto.

Pero no lo dejemos ahí. Centrémonos ahora en ese... supermancillo adolescente de Smalville, con sus superhormónas aceleradas como un grupo de Lemmings espitosos. Y el pobre tiene que sufrir, no sólo estar enamorado, sino ver todos los días a Kristin Kreuk/Lana Lang y a otra serie de chicas que, para qué engañarnos, están como un pan. Y no olvidemos que Clark Kent vive sólo en un jodido cobertizo de madera. ¿A qué se debe esto? Pues es evidente que, Super-teenager, de tanto pelarsela como un mono, estaba dejando la casa principal como una casa de Fallujah tras el ataque de 16 pelotones de marines borrachos. Vamos, que me da a mí que la mitad de los cráteres de la luna son de "eso"...

Normal que al final termine yéndose con Wonderwoman. Fijaos si tenía ganas de mojar el muchacho que sólo copulan dos veces y ámbas las culmina con un embarazo. ¡Olé!


Pero pasemos a otro cómic: Watchmen. Ahí tenemos a Silk Spectre II, que se acuesta con, ni más ni menos, el Dr. "Bomba que camina" Manhattan. Ese extraño hombre azul que domina la materia, el tiempo y el espacio. El único superhéroe del cómic, cuyos poderes hacen que cualquier cosa se doblegue.
Y la señorita Spectre pasa unos cuantos años dándole al fornicio con él, que no sólo puede coitar en multiplicidad, sino que puede hacerse grande. Muy grande. Enorme.
Claro, no es de extrañar que el pobre Dan Dreiberg (Nite Owl II) tenga un gatillazo cuando la moza, tras dar la patada al Dr. Osterman, quiere pagarle el alquiler con un buen polvo. Joder, ¡cómo va a competir con el sable luz del Dr. Manhattan! ¡¡No es justo!! Un humano no puede competir con eso, sencillamente.


¿Y Spiderman? ¿Llegó alguna vez a ciscarse a la pelirroja Mary Jane? ¿A alguna otra? ¿De qué cojones estaban hechos esos chorretones-tela-de-araña?


Voy a dejarlo aquí, aunque esto de las relaciones íntimas inter-héroes... puede dar para una segunda parte, ¿no creéis?

martes, 24 de marzo de 2009

Zendu da.

Apenas hace un mes que murió la que, de facto, fue mi abuela. Y me acaba de llamar mi padre; mi padrino ha muerto. He tenido que pedirle que lo repita, creí haber entendido mal. Ha muerto.
Aún no me lo puedo creer, una persona de mediana edad que se cuidaba. Médico. Estaba bien y de pronto su corazón ha reventado. Esa es la expresión: de pronto. Súbitamente, sin que nadie se lo esperase, se ha apagado. Aún no me lo creo. Pero sé que, poco a poco, la incredulidad dará paso al dolor. Y mis ojos se llenarán de lágrimas, de pronto.
No puedo dejar de pensar en su esposa. Joder, eran la pareja mejor avenida que conozco. Apenas los he visto discutir, y cada vez que los veía juntos… él contando sus famosos chistes, malos, horrorosos, pero siempre intentando divertir a sus amigos. Ella mirándolo, riéndose. A ella sí le hacían gracia sus chistes. Y en sus ojos… que nadie me diga lo contrario. En sus ojos se veía el amor.
No tengo para olvidar su mirada intensa, desgranando un chiste con esa voz que siempre me gustó, disparando las palabras aceleradamente. O cuando le veía, haciendo footing bien temprano, antes de ir a la playa y a tomar unos potes con los amigos. Los potes que, con él y su mujer, podían estirarse hasta la hora de la merienda y más allá. ¿Y a quién le importaba?


En mi memoria están todas esas veces en que él, el mejor padrino del mundo, me llevaba a una tienda del pueblo y me decía “¡venga, coge lo que quieras!”. Y yo, con los ojos desorbitados mirando todas aquellas cosas que, en mi tierna infancia, me parecían las creaciones más maravillosas. Y, mudo, perdía mi vista entre todos aquellos juguetes y terminaba eligiendo una baratija. Pero con toda la ilusión de un niño y agradecimiento infinito hacia mi mecenas, mi aitxebitxi.
Siempre se quejó de mi querencia hacia las baratijas. Pero, ¿qué más podía yo pedir?

Se ha ido, y ya no podré sentir su cariño cuando hablaba conmigo. Cuando se interesaba por mi vida, pero de verdad. Él no preguntaba por cumplir, sino porque quería saber de veras. Y yo siempre se lo devolví. Cariño sincero de un ahijado que adoraba a su padrino, y a su esposa que siempre me jodió no tuviese un “puesto” en la familia como tía, madrina o algo. Pero, ¡qué demonios! Es mi segunda madrina. Y tiene todo el cariño de este quién suscribe.

Agur, aitxebitxi; una de las mejores personas que he conocido. Ahora el mundo es un lugar un poquito peor.



lunes, 23 de marzo de 2009

De portabilidades.

Llevas un tiempo prudencial con la novia y ella ha comenzado a insinuar que deberíais ir pensando en vivir juntos. Pero tú no eres una persona normal, no. Tú no puedes "ir pensándolo"; tienes que analizarlo, sopesarlo... ¡Eres un friki, por amor del Espagueti Volador! Y tienes mucha experiencia en portabilidades y falsas portabilidades en el mundillo de las telecomunicaciones. Sabes considerar pros y contras, sabes identificar ofertas gancho que esconden trampas... Sabes qué hacer. Eres un jodido experto.

Y todo comienza con una llamada telefónica. Al otro lado de la línea un politono más o menos pegadizo hace vibrar el móvil de tu santa. Ella responde, pizpireta, sorprendida por la llamada no esperada. "¡Hola cariño!"-saluda afectuosa. Pero no te dejas engatusar, eres un cazador en busca de su presa.
"Hola, [inserte nombre de novia aquí]" -comienzas tú- "te llamaba por lo de irnos a vivir juntos. Verás, he estado pensando..."
Pero ella te interrumpe, no puede contener la euforia. Cree que te tiene en el bote- "¡Ay que alegría! ¿Y cuándo empezamos a mirar pisos, muebles, carromatos...?" -Tienes que pararlo. -"No, mira, creo que no me has entendido: he estado pensando, pero no he decidido nada aún; antes me gustaría saber algunas cosas." -Al otro lado de la línea, el silencio. -"Mira, yo en casa de mis padres vivo muy bien: me hacen la cama, me dan de comer, cuando llego todo está limpio y recogido... no sé si tu puedes igualar esa oferta. ¿Estás dispuesta a igualarlo?".

No sabes por qué, pero un escalofrío recorre tu cuerpo. Aún no lo sabes, pero al otro lado del teléfono se ha desatado una tormenta de furia infernal. Pero ella es buena, se calma, vuelve a su dulzura -"¡¡¡Pero qué cojones estás diciendo, gilipollas!!! Si es una broma no tiene ni puta gracia, ¿eh? Que estás siempre con tus tonterías, que ya me dijo mi madre, que me había liado con el más tonto..." -quince minutos más tarde, cuando vuelves del café, ella está a punto de terminar su diatriba "...y entonces Julia se compró el vestido. ¿De qué estábamos hablando, cari?".

"Que cual es tu contraoferta" -respondes tú. No pierdes la paciencia, has hablado muchas veces con las señoritas de Vomistar, Garrafone, Kaskultel, Monoyo, Yescucho... estás de vuelta y lo sabes. -"Mira, yo no voy a ser tu esclava. Tengo trabajo, amigas... Y soy una chica moderna, de mi tiempo; no voy a pasarme el día haciendo las tareas de casa para que tú te rasques los huevos, como comprenderás. Es que cómo sois los tíos, que las madres os tratan como a reyes y luego ¡no queréis hacer ni chapa!"
"Verás, cariño" -respondes conciliador. -"Yo estoy muy contento contigo, y lo sabes. Pero eso no mejora mi situación actual, que es estáble y me ofrece cosas que, sinceramente, no puedes igualar. Has de darme algo que no pueda rechazar para que me cambie, compréndelo." -Parece que comienza a morder el anzuelo -"Mira, yo si quieres hago la mayor parte de las tareas los primeros meses, hasta que te acostumbres, y luego gradualmente lo vamos compartiendo todo... ¿qué te parece?" -Ah, la clásica oferta gancho. No funciona. -"Pero con ese plan sólo estaría mejor durante un periodo de tiempo limitado. Luego las condiciones empeorarían y... no sé, ¿qué me ataría para no volver a lo anterior?".

Ella está al borde de las lágrimas. Casi cedes; es un buen truco. No lo conocías. Pero consigues recuperar la cordura. "Vamos, no llores. Seguro que con un poco de esfuerzo por ámbas partes podemos cerrar el trato de manera ventajosa para ámbos." -dices tú, intentando encauzar la conversación -"Algo podrás ofrecerme".

"Sí que lo hay, sí" -dice ella. -"¿Y qué es?". -Es entonces cuando un argumento demoledor aplasta todas tus razones dándola como absoluta vencedora. -"Sexo." -es su escueta respuesta.

Has caido; tus argumentos, tus puntos de partida... todo vence por su propio peso ante la contundencia de la oferta. ¡Polvos diarios! piensas en tu ilusión. -"vale, vale; me has convencido... ¿y cuándo comenzamos a poner en práctica eso?"
Pero, oh, amigo. El rencor de una mujer a la que has tocado las narices no concibe límites. Su última respuesta antes de colgar cierra la negociación de un plumazo -"Tú no sé, gilipollas. Yo me pienso tirar al primero que vea esta noche en la discoteque. Te dejo".

Y tú, con el corazón roto y sintiéndote un trapo te consuelas pensado que, al menos, te queda el ordenador.

domingo, 22 de marzo de 2009

¡Joder hermano¡ ¡¿Dónde coño has estado?!

Largo tiempo sin pasarme por aquí, amigos. Y cualquiera diría que se me ha echado de menos... ¡un puto comentario pidiéndome que vuelva, cabronazos! Gracias, Chus, por cierto. Bueno, siendo honestos alguno sí que me ha dado la tabarra para que vuelva a dar cera a la cosa esta.

Y dónde he estado, se preguntarán... los dos o tres lectores que debo de tener. Pues... en un sitio muy raro, amigos. Muy raro. Y no estaba solo, no. Bobby Fischer y Max Shea estaban por allí. Y Joseba Sarrionaindia y Samantha Muder.
Y había unos niños pelirrojos que... sonará raro, pero se parecían tanto a JFK como a Marilyn Monroe. Me pregunto que significará...

Pero bueno, la cosa es que estaba allí, conversando con esta peña guay. Sí, tenía conexión a internet y podría haber blogueado. Pero la verdad, no me apetecía. Estaba investigando el lugar, una extraña isla, con mis nuevos amigos. Y, tios, gané a Bobby Fischer al ajedrez. Claro que allí jugábamos al ajedrez de la muerte y dí mi jaque mate con un palo muy largo, pero esa es otra historia.

Total, que estaba yo el otro día paseando por la orilla de la playa, cuando me encontré una extraña estructura que sobresalía en la arena. Me resultó conocida. Era... ¡el arco de San Mamés! Y entonces comprendí que jamás dejé la tierra; ¡había viajado en el tiempo! ¡¡¡La habéis destruído!!! ¡Malditos! ¡¡¡Yo os maldigo!!!

Pero vamos, que mi cabeza estaba en lugares alejados, perdidos, extraños. Había perdido a las musas, la inspiración... las ganas de vomitar letras online. Tal vez... ¿estaba apático? Sí, debe de ser eso.
Y he vuelto.

viernes, 20 de marzo de 2009

Esta noche... ¡el comediante!

Seguro que con Watchmen en las pantallas (gran cómic, por cierto) más de uno se ha pensado al leer el título que lo que esta noche venía a comentar... perdón, criticar, era dicha película. No por el momento, queridos lectores. Entre otras cosas porque no la he visto. Ya le llegará su turno.

Este que suscribe acaba de llegar de pasar una agradable noche con unos buenos amigos que no pasaré a nombrar, que ellos ya saben quien son y... que no me da la gana, vaya.
La cita, vía Facebook -joder, he caido en una red social- ha tenido lugar en la insigne villa de Durango, en el Pub O'Connors donde se celebran actuaciones de monologuistas los jueves. Yo las conocía de oidas nada más y, aprovechando el día festivo y que mañana tampoco madrugo, pues allá que he ido.
El pub mola, como dicen los jóvenes. Buen ambiente, buenas cosas para beber y comer, WiFI, camareras agradables, solícitas y bonitas... por poner una pega la música no era como para echar cohetes, pero bueno, al menos no era muy cuarentaprincipalesca, lo cual está bien. Pero volvamos al monólogo, que es lo que venía a criticar.

El artista invitado esta noche era Juan Aroca (la web es de las más molestas que he visto últimamente); un señor al que no conocía pero cuyo nombre no olvidaré, en lo que queda de noche al menos, ya que, al comenzar con su pequeño espectáculo humorístico-agropecuario, ha comenzado a hacer una presentación de sí mismo en plan gracioso y me ha plantado el micrófono en la boca, como el señor Berj le plantó su cimbrel al señor Ajaxpino el día aquel. Como un servidor era incapaz de recordar el nombre del que le interpelaba, sólo he acertado a decir "hola", mientras pedía al comediante que repitiera la cosa, una vez que su nombre ha sido desvelado. La segunda vez no ha habido contratiempos dignos de reseña.

La actuación ha comenzado muy bien, con un gran chiste sobre el Euskera de Ermua y tal. Pero, oh, amigos, de ahí todo ha sido una caida en picado. Surgian los temas sobre los que divagar como setas en un húmedo bosque en octubre. Cuando el tipo veía que algo no funcionaba cambiaba de tema sin hilarlo de ningún modo, e incluso haciendo mofa de la falta de cohesión del monólogo como tal. No ha tardado en darse cuenta el muchacho que no estaba surtiendo el efecto esperado. Y él mismo ha confesado que había intentado un experimento de monólogo con nosotros. Aunque quizás debiera decir que lo había perpetrado. Y bueno, hasta aquí la primera mitad del monólogo.

El señor Aroca había prometido que la segunda parte iba a ser mucho mejor; un monólogo coherente, que se desarrollase con un claro hilo conductor... y, bueno, algo mejor ha sido, pero tampoco algo hilarante. Una sonrisa por aqui, alguna carcajadita por allá, y para de contar.

Personalmente, cuando más me ha gustado la cosa ha sido cuando ha interactuado con nosotros, que sí que ha tenido gracia, y cuando ha dejado el monólogo para contar chistes. Si bien varios eran de sobra conocidos, él con su acento y gracejo andalú los contaba muy bien.
Especial gracia ha tenido cuando ha preguntado, en un bar de Durango lleno de jóvenes, si había algún Guardia Civil en el recinto, pues iba a contar un chiste sobre dicho cuerpo armado. Eso sí ha sido hilarante, pero él no tenía la más remota idea de por qué.

Pero, pese a que el monólogo no fuera lo más divertido del mundo, hemos pasado todos un rato estupendo, que es lo que cuenta.


P.S. ¿Es posible que vuestras plegarias hayan sido escuchadas? ¿Que vuelva al bloguismo? ¿O tal vez la cervecita y el humo de los cigarritos de la risa que había en derredor se me han subido a la cabeza? Las respuestas a estas y otras preguntas en...