Seguro que con Watchmen en las pantallas (gran cómic, por cierto) más de uno se ha pensado al leer el título que lo que esta noche venía a comentar... perdón, criticar, era dicha película. No por el momento, queridos lectores. Entre otras cosas porque no la he visto. Ya le llegará su turno.
Este que suscribe acaba de llegar de pasar una agradable noche con unos buenos amigos que no pasaré a nombrar, que ellos ya saben quien son y... que no me da la gana, vaya.
La cita, vía Facebook -joder, he caido en una red social- ha tenido lugar en la insigne villa de Durango, en el Pub O'Connors donde se celebran actuaciones de monologuistas los jueves. Yo las conocía de oidas nada más y, aprovechando el día festivo y que mañana tampoco madrugo, pues allá que he ido.
El pub mola, como dicen los jóvenes. Buen ambiente, buenas cosas para beber y comer, WiFI, camareras agradables, solícitas y bonitas... por poner una pega la música no era como para echar cohetes, pero bueno, al menos no era muy cuarentaprincipalesca, lo cual está bien. Pero volvamos al monólogo, que es lo que venía a criticar.
El artista invitado esta noche era Juan Aroca (la web es de las más molestas que he visto últimamente); un señor al que no conocía pero cuyo nombre no olvidaré, en lo que queda de noche al menos, ya que, al comenzar con su pequeño espectáculo humorístico-agropecuario, ha comenzado a hacer una presentación de sí mismo en plan gracioso y me ha plantado el micrófono en la boca, como el señor Berj le plantó su cimbrel al señor Ajaxpino el día aquel. Como un servidor era incapaz de recordar el nombre del que le interpelaba, sólo he acertado a decir "hola", mientras pedía al comediante que repitiera la cosa, una vez que su nombre ha sido desvelado. La segunda vez no ha habido contratiempos dignos de reseña.
La actuación ha comenzado muy bien, con un gran chiste sobre el Euskera de Ermua y tal. Pero, oh, amigos, de ahí todo ha sido una caida en picado. Surgian los temas sobre los que divagar como setas en un húmedo bosque en octubre. Cuando el tipo veía que algo no funcionaba cambiaba de tema sin hilarlo de ningún modo, e incluso haciendo mofa de la falta de cohesión del monólogo como tal. No ha tardado en darse cuenta el muchacho que no estaba surtiendo el efecto esperado. Y él mismo ha confesado que había intentado un experimento de monólogo con nosotros. Aunque quizás debiera decir que lo había perpetrado. Y bueno, hasta aquí la primera mitad del monólogo.
El señor Aroca había prometido que la segunda parte iba a ser mucho mejor; un monólogo coherente, que se desarrollase con un claro hilo conductor... y, bueno, algo mejor ha sido, pero tampoco algo hilarante. Una sonrisa por aqui, alguna carcajadita por allá, y para de contar.
Personalmente, cuando más me ha gustado la cosa ha sido cuando ha interactuado con nosotros, que sí que ha tenido gracia, y cuando ha dejado el monólogo para contar chistes. Si bien varios eran de sobra conocidos, él con su acento y gracejo andalú los contaba muy bien.
Especial gracia ha tenido cuando ha preguntado, en un bar de Durango lleno de jóvenes, si había algún Guardia Civil en el recinto, pues iba a contar un chiste sobre dicho cuerpo armado. Eso sí ha sido hilarante, pero él no tenía la más remota idea de por qué.
Pero, pese a que el monólogo no fuera lo más divertido del mundo, hemos pasado todos un rato estupendo, que es lo que cuenta.
P.S. ¿Es posible que vuestras plegarias hayan sido escuchadas? ¿Que vuelva al bloguismo? ¿O tal vez la cervecita y el humo de los cigarritos de la risa que había en derredor se me han subido a la cabeza? Las respuestas a estas y otras preguntas en...
Este que suscribe acaba de llegar de pasar una agradable noche con unos buenos amigos que no pasaré a nombrar, que ellos ya saben quien son y... que no me da la gana, vaya.
La cita, vía Facebook -joder, he caido en una red social- ha tenido lugar en la insigne villa de Durango, en el Pub O'Connors donde se celebran actuaciones de monologuistas los jueves. Yo las conocía de oidas nada más y, aprovechando el día festivo y que mañana tampoco madrugo, pues allá que he ido.
El pub mola, como dicen los jóvenes. Buen ambiente, buenas cosas para beber y comer, WiFI, camareras agradables, solícitas y bonitas... por poner una pega la música no era como para echar cohetes, pero bueno, al menos no era muy cuarentaprincipalesca, lo cual está bien. Pero volvamos al monólogo, que es lo que venía a criticar.
El artista invitado esta noche era Juan Aroca (la web es de las más molestas que he visto últimamente); un señor al que no conocía pero cuyo nombre no olvidaré, en lo que queda de noche al menos, ya que, al comenzar con su pequeño espectáculo humorístico-agropecuario, ha comenzado a hacer una presentación de sí mismo en plan gracioso y me ha plantado el micrófono en la boca, como el señor Berj le plantó su cimbrel al señor Ajaxpino el día aquel. Como un servidor era incapaz de recordar el nombre del que le interpelaba, sólo he acertado a decir "hola", mientras pedía al comediante que repitiera la cosa, una vez que su nombre ha sido desvelado. La segunda vez no ha habido contratiempos dignos de reseña.
La actuación ha comenzado muy bien, con un gran chiste sobre el Euskera de Ermua y tal. Pero, oh, amigos, de ahí todo ha sido una caida en picado. Surgian los temas sobre los que divagar como setas en un húmedo bosque en octubre. Cuando el tipo veía que algo no funcionaba cambiaba de tema sin hilarlo de ningún modo, e incluso haciendo mofa de la falta de cohesión del monólogo como tal. No ha tardado en darse cuenta el muchacho que no estaba surtiendo el efecto esperado. Y él mismo ha confesado que había intentado un experimento de monólogo con nosotros. Aunque quizás debiera decir que lo había perpetrado. Y bueno, hasta aquí la primera mitad del monólogo.
El señor Aroca había prometido que la segunda parte iba a ser mucho mejor; un monólogo coherente, que se desarrollase con un claro hilo conductor... y, bueno, algo mejor ha sido, pero tampoco algo hilarante. Una sonrisa por aqui, alguna carcajadita por allá, y para de contar.
Personalmente, cuando más me ha gustado la cosa ha sido cuando ha interactuado con nosotros, que sí que ha tenido gracia, y cuando ha dejado el monólogo para contar chistes. Si bien varios eran de sobra conocidos, él con su acento y gracejo andalú los contaba muy bien.
Especial gracia ha tenido cuando ha preguntado, en un bar de Durango lleno de jóvenes, si había algún Guardia Civil en el recinto, pues iba a contar un chiste sobre dicho cuerpo armado. Eso sí ha sido hilarante, pero él no tenía la más remota idea de por qué.
Pero, pese a que el monólogo no fuera lo más divertido del mundo, hemos pasado todos un rato estupendo, que es lo que cuenta.
P.S. ¿Es posible que vuestras plegarias hayan sido escuchadas? ¿Que vuelva al bloguismo? ¿O tal vez la cervecita y el humo de los cigarritos de la risa que había en derredor se me han subido a la cabeza? Las respuestas a estas y otras preguntas en...
1 comentario:
Muy acertado, no esperaba menos. La verdad que el que no ha estado muy acertado ha sido el chaval, es un humor a lo Morancos que por aquí no cala mucho, debería haberse estudiado algo de Vaya Semanita, para empezar.
Por lo menos has retomado el blog, que llevabas siglos sin escribir :-)
Besicos!
Publicar un comentario