viernes, 30 de mayo de 2008

Robert Johnson.

Hay veces en las que parece que hay una conexión cósmica entre las cosas. El lunes, divagando, hacía referencia a Robert Johnson y su cruce de caminos, y ayer os introducía en la mente de H. H. Holmes por haberlo visto en la serie Sobrenatural. Y mira por dónde, en esa misma serie hablaron ayer de la leyenda del señor Johnson. Por eso, hoy también, os hablaré de un episocio de la cultura popular estadounidense:

Como se puede ver en la foto, Johnson tocaba la guitarra. Pero va mucho más allá. Era un bluesman increible. Increíble literalmente, ya que sus canciones, pese a estar grabadas entre 1936 y 1937 son algunos de los mejores blues que se han escrito nunca. Tanto es así que hay mucha gente que lo clasifica como el mejor bluesman que ha existido y la revista Rolling Stone lo clasificó en quinto lugar de entre los mejores guitarristas que hayan pisado el planeta.
Su blues es tan bueno que suena, a la vez, moderno y clásico. Y ha tenido influencia en incontables bandas de Blues y Rock & Roll. Considerado, también, como el abuelo del rock como influencia temprana.
Y todo esto habiendo muerto a los 27 años y habiendo compuesto sólo 29 canciones.

Y ya sabéis lo que ocurre cuando hay una combinación de talento fuera de las escalas y muerte prematura, ¿verdad?
La leyenda cuenta que Robert Johnson hizo un pacto con el diablo en un cruce de caminos en Rosedale, Mississippi. Que vendió su alma a cambio de un talento inaudito. Y se diria que lo consiguió, ¿eh? Él mismo alimentaba los rumores de su relación con el maligno con sus canciones: hay una que se llama Cross road blues, en clara referencia a su trato, Hellhound on my trail, Me and the Devil...
Además, falleció en extrañas circunstancias; algunos dicen que envenenado por un tabernero-marido celoso, otros que neumonía, y otros que fué el maligno cobrándose su presa.

Una película que recomiendo, que habla sobre este genio y el diablo es Crossroads, donde Ralph Macchio hace un papel muy parecido a su famoso Daniel-san, pero en vez de un señor Miyagi, su maestro es un extraño bluesman que le enseñará a vivir el blues.
Especialmente recomendable es el duelo de guitarras final, donde Macchio se enfrenta al mismisimo Steve Vai, que ha hecho "el trato".

Y escuchad a Johnson. Es blues.

Y como siempre, más información en la Wikipedia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues la música igual la escucho, nunca está de más, pero la película ya no lo creo, tal y como la cuentas me ha sonado... extraña cuanto menos.

Al final va a resultar que Sobrenatural tiene algo de lo que se puede aprender y todo! XD