Que la gastronomía vasca es una de las mejores del planeta no es ningún secreto; no en vano somos el lugar del mundo con mayor concentración de estrellas Michelín.
Pero hoy vengo a hablaros de la otra gastronomía vasca. La oculta, oscura, siniestra. Sí, hay una gastronomía secreta en nuestro país amigos. Una que intenta ocultar sus orígenes disfrazándose de comida exótica. Dan Brown podría hacer una novela de esto si no fuese un robot experimental.
Esta rama maligna y ultrasecreta de la cocina vasca es, posiblemente, la más importante del mundo.
Todo comenzó con los restaurantes chinos, que fueron un invento de las madres vascas para que los hijos comieran por ahí lo que en casa no comían. Al ver el éxito del plan, los grandes maestres de los txokos y sociedades gastronómicas se reunieron en su base común, en la isla de Santa Clara de Donostia, para intentar sacar provecho al filón recien descubierto. Corría el año 78.
He podido observar una copia del acta que se levantó en aquel conciliábulo y la realidad es mucho peor aún que mis sospechas. Desde los restaurantes chinos hasta el McDonalds, pasando por el Currywurst y el Dunkin donuts... toda la comida basura del mundo fué urdida por nuestros líderes más notables: Arzak, Argiñano, Subijana, Berasategi...
¿Acaso no os habéis fijado en que es Pedro Subijana el líder de todos los Döner Kebab del planeta? Fijaos bien en los carteles. Siempre sale un cocinero regordete, sonriente y con un prominente mostacho... ¡es él! ¡Es Pedro! ¡Peeedroooooo!
¡La Pizza! Es tan evidente... ¡No es más que un talo! ¿Y qué es lo que sale en el billete de dólar? No es una pirámide con un ojo, ¡es una porción de pizza con un ojo! No eran los masones, ¡eran los vascones! No eras los Illuminati, ¡eran los sukaldari!
¿Y el Hot-dog? Joder, es un bocadillo de salchicha de toda la vida ¡metido en un bollicao!
¿Y el Hot-dog? Joder, es un bocadillo de salchicha de toda la vida ¡metido en un bollicao!
Monstruos...
Es posible que este reportaje de investigación me cueste la vida. Si es así, enterradme con un perol de alubias con chorizo hechas por mi madre. Monty, ni se te ocurra comértelas.
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