de los cojones.
Sí, queridos lectores. Está previsto que el día de hoy se dé comienzo a la prueba puntuable para el campeonato mundial de surf que se celebra en mi pueblo, Mundaka, patrocinado por una importante marca de productos surfistas. Yupi y tal.
Ayer por la tarde los de es-pena directo emitieron desde el pueblo informando sobre las condiciones de la mar. Sobre nuestra querida barra -decimoprimera acepción-, que ha permitido a mi familia subsistir durante tanto tiempo, y ahora es centro de atencion de rubiales gilipollas alrededor del globo. Y esta mañana, mientras desayunaba, en la radio han hecho referencia al evento anual no menos de 3 veces. ¡3 veces en 10 minutos!
Lo cierto es que estoy hasta los santos cojones de escuchar lo importante que es el puto campeonato para el pueblo de Mundaka y todos sus habitantes, así como para los habitantes del entorno circundante. ¡¡¡Y mis huevos treintaytres!!!
Objetivamente, los únicos que reciben algún beneficio son los hosteleros, que se hacen su agosto -segundo agosto en realidad- todos los años con la gente que viene de fuera a ver como unos tipos vestidos de zapaburu hacen el indio sobre las olas. Los hosteleros de Mundaka que, además, son uno de los colectivos más egoistas e insolidarios para con el pueblo que conozco. Estoy generalizando, claro. Seguro que hay más de un hostelero de Mundaka que no sea como describo, pero lo cierto es que no me viene ninguno a la mente. Y el ayuntamiento también recibe su parte a modo de algo de dinerillo y mucha publicidad. Los supermercados apenas notan mejoría.
Para el usuario, de a pié, en cambio, es una molestia. Empezando por tener que mostrar una acreditación de residencia -que no es más que una fotocopia sellada y con la matricula- para entrar al pueblo con el coche. Vamos a ver: yo pago impuestos en ese pueblo; mi coche paga impuestos en ese pueblo; ¿porque coño tengo que acreditar que soy del pueblo para entrar? y, sobre todo ¿porque coño a los guiris les dejan entrar en sus inmundas y atestadas furgonetas sin más acreditación que un cabello rubio y unas tablas rancias? Furgonetas que, por cierto, alguna vez se han quedado abandonadas al no lograr sus dueños arrancarlas. Tócame los pies, Manolito.
Pero no termina ahí la cosa, no. La gente que no logra meter su coche en el pueblo -que tiene un espacio reducido- aparca a lo largo de la carretera, en los arcenes, estrechándola peligrosamente e interrumpiendo el tráfico con las maniobras de estacionamiento -indebido-. Las autoridades no hacen nada para evitarlo, dicho sea.
Yo estoy harto. Que se metan el surf por el culo y nos dejen tranquilos.
P.D. ¿Cuanto vale un tiburón tigre amaestrado? ¿Sobreviviría en las aguas del Cantábrico durante un par de semanas?
Sí, queridos lectores. Está previsto que el día de hoy se dé comienzo a la prueba puntuable para el campeonato mundial de surf que se celebra en mi pueblo, Mundaka, patrocinado por una importante marca de productos surfistas. Yupi y tal.
Ayer por la tarde los de es-pena directo emitieron desde el pueblo informando sobre las condiciones de la mar. Sobre nuestra querida barra -decimoprimera acepción-, que ha permitido a mi familia subsistir durante tanto tiempo, y ahora es centro de atencion de rubiales gilipollas alrededor del globo. Y esta mañana, mientras desayunaba, en la radio han hecho referencia al evento anual no menos de 3 veces. ¡3 veces en 10 minutos!
Lo cierto es que estoy hasta los santos cojones de escuchar lo importante que es el puto campeonato para el pueblo de Mundaka y todos sus habitantes, así como para los habitantes del entorno circundante. ¡¡¡Y mis huevos treintaytres!!!
Objetivamente, los únicos que reciben algún beneficio son los hosteleros, que se hacen su agosto -segundo agosto en realidad- todos los años con la gente que viene de fuera a ver como unos tipos vestidos de zapaburu hacen el indio sobre las olas. Los hosteleros de Mundaka que, además, son uno de los colectivos más egoistas e insolidarios para con el pueblo que conozco. Estoy generalizando, claro. Seguro que hay más de un hostelero de Mundaka que no sea como describo, pero lo cierto es que no me viene ninguno a la mente. Y el ayuntamiento también recibe su parte a modo de algo de dinerillo y mucha publicidad. Los supermercados apenas notan mejoría.
Para el usuario, de a pié, en cambio, es una molestia. Empezando por tener que mostrar una acreditación de residencia -que no es más que una fotocopia sellada y con la matricula- para entrar al pueblo con el coche. Vamos a ver: yo pago impuestos en ese pueblo; mi coche paga impuestos en ese pueblo; ¿porque coño tengo que acreditar que soy del pueblo para entrar? y, sobre todo ¿porque coño a los guiris les dejan entrar en sus inmundas y atestadas furgonetas sin más acreditación que un cabello rubio y unas tablas rancias? Furgonetas que, por cierto, alguna vez se han quedado abandonadas al no lograr sus dueños arrancarlas. Tócame los pies, Manolito.
Pero no termina ahí la cosa, no. La gente que no logra meter su coche en el pueblo -que tiene un espacio reducido- aparca a lo largo de la carretera, en los arcenes, estrechándola peligrosamente e interrumpiendo el tráfico con las maniobras de estacionamiento -indebido-. Las autoridades no hacen nada para evitarlo, dicho sea.
Yo estoy harto. Que se metan el surf por el culo y nos dejen tranquilos.
P.D. ¿Cuanto vale un tiburón tigre amaestrado? ¿Sobreviviría en las aguas del Cantábrico durante un par de semanas?
2 comentarios:
Que grande, jajajajaja, te ayudo a comprar ese tiburón tan mono, que para rubia de pelo largo ya estoy y sobro para todo el norte, ajajajaja
Lo de que tengas que acreditar que resides ahí me parece una pasada. No por eso, si no porque tú tengas que hacerlo y los surfistas no.
Enfin, se nota quién saca dinero con ello y quien no.
Pero ya pasará, sólo es una vez al año.
Publicar un comentario