Esta va a ser la primera vez que responda a un famoso blogger desde mi pequeño espacio. Su nick es Benedicto, pero me he enterado de que su nombre real es Joseph Ratzinger, y su blog se llama Urbi et Orbi.
Manuel Alcántara hablaba ayer en su artículo de opinión de El Correo sobre el 'dragón' del consumismo. En dicho artículo citaba una frase del blogger ese, a la que, digamos, me apetece responder: «El dragón del materialismo no es invencible, Dios es más fuerte».
No sé si es invencible o no; mis capacidades no llegan hasta ese nivel, pero es cierto que tiene mucha fuerza. Menos mal que los soldados de dios nos ayudarán a vencerlo... jeje.
Porque, imaginemos que el materialismo llega a tener tanta fuerza, que se construyen grandes edificios donde adorar retablos dorados, grandes objetos, estatuas, figuras y frescos. Imaginemos que este materialismo coge tanta fuerza que puede forzar gobiernos; que dispone de aviones y vehículos especiales. Seamos grotescos: imaginemos que consiguen su propio estado, con posta, banco, guardia,...
Pero claro, se necesita mucho dinero para todo eso. Imaginemos, pues, que comienzan a cobrar entrada por ver esos suntuosos edificios, esas magníficas obras. Miles de edificios, miles de obras de arte, miles de empleados... millones de euros.
Si, imaginemos...
Señor Ratzinger, no nos dé más leccioncitas de moral desde su palacio de verano en Castelgandolfo dirigiéndo su propia multinacional y su propio estado, mientras las personas pagan dinerales por ver maravillas de la humanidad que, paradójicamente sólo pertenecen a la iglesia católica apostólica y romana. Dios no vencerá al materialismo; se aprovecha de él. Pero yo seguiré pagando con mi dinero, duramente ganado, para ver sus templos y arte.
Manuel Alcántara hablaba ayer en su artículo de opinión de El Correo sobre el 'dragón' del consumismo. En dicho artículo citaba una frase del blogger ese, a la que, digamos, me apetece responder: «El dragón del materialismo no es invencible, Dios es más fuerte».
No sé si es invencible o no; mis capacidades no llegan hasta ese nivel, pero es cierto que tiene mucha fuerza. Menos mal que los soldados de dios nos ayudarán a vencerlo... jeje.
Porque, imaginemos que el materialismo llega a tener tanta fuerza, que se construyen grandes edificios donde adorar retablos dorados, grandes objetos, estatuas, figuras y frescos. Imaginemos que este materialismo coge tanta fuerza que puede forzar gobiernos; que dispone de aviones y vehículos especiales. Seamos grotescos: imaginemos que consiguen su propio estado, con posta, banco, guardia,...
Pero claro, se necesita mucho dinero para todo eso. Imaginemos, pues, que comienzan a cobrar entrada por ver esos suntuosos edificios, esas magníficas obras. Miles de edificios, miles de obras de arte, miles de empleados... millones de euros.
Si, imaginemos...
Señor Ratzinger, no nos dé más leccioncitas de moral desde su palacio de verano en Castelgandolfo dirigiéndo su propia multinacional y su propio estado, mientras las personas pagan dinerales por ver maravillas de la humanidad que, paradójicamente sólo pertenecen a la iglesia católica apostólica y romana. Dios no vencerá al materialismo; se aprovecha de él. Pero yo seguiré pagando con mi dinero, duramente ganado, para ver sus templos y arte.
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