miércoles, 11 de julio de 2007

Cromañon: Indios y clientes.

Se sabe de los indios -los de india, no los nativos americanos- que no comen vaca, que son educados y respetuosos y se les dá estupendamente la programación. ¡unos cojones! Os cuento:
Los pringlebrowns de 1ª, Leyre y Aivan, están embarcados en un proyecto-brown que llamaremos MEG. En este proyecto andan absurdamente ahogados ya que, aunque el arranque es para enero, la fecha de entrega es varios meses antes. Tanto es así que Aivan y Leyre se quedan sin jornada intensiva durante dos semanas; y eso que los clientes son brasileiros... Van tan ahogados que, hace unos meses, decidieron subcontratar a unos programadores aún más baratos que nosotros: Indios.
Subcontrataron, pues, un equipo de programadores indios que, desde su india natal, programarían lo que se les mandase desde aquí. Los jefes estaban muy contentos; la verdad es que los indios son muy muy muy baratos.
Pero no todo iba a ser tan fácil no; el encargado de lidiar con los indios era Rafiki, un analista. Se comunicaba con ellos via messenger y, si te fijabas, podías verle en la cara que no le resultaba nada fácil; se cabreaba tanto que se puso "I eat cow" a modo de nick. Los indios no entendian, hacian lo que les daba la gana, y sus programas son tan extraños que es más fácil hacer uno nuevo que modificarlos.
El clímax de todo esto fué cuando se les envió el diseño de un programa y ellos tenian que estimarlo. En esta santa empresa, se haría una estimación generosa de unas 100 horas para ese programa; los indios dijeron que 72. Joé que bien, diréis vosotros, ¿no? Son más baratos y encima más rápidos. Vale. Sólo que eran 72 dias.
Sí, sí. Dias, dias. Necesitaban 15 dias para entender el funcional, otros tantos para programarlo y el resto para documentar. Con dos cojones, los indios.
Por lo visto Cromañon, en su empeño por exprimir hasta el último céntimo, había contratado a los únicos programadores retrasados mentales de la india. El romance duró poco.


Pero nosotros, como los indios, también tenemos vacas sagradas: los clientes. Cuando un cliente viene a la empresa, se produce una especie de zafarrancho de combate: Los jefes se pasan, cariacontecidos, por todas las mesas de la oficina advirtiéndo de que vienen "visitas" y que ordenemos y limpiemos las mesas. Entonces, toda la oficina se vuelve loca, organizando y adecentando para nuestros amos y señores.
No importa que la cafetería-comedor sea una mierda, que el parking esté rebosante de coches en tercera fila, ni que la gente no se lave las manos al mear; mientras el cliente vea las mesas bonitas, y a nosotros bien vestiditos y sonrientes como la familia Trapp todo perfecto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo son apariencias.
Aunque lo del vestuario se esta relajando bastante, igual antes de lo que creemos podemos venir en vaqueros!! (alguna de nuestras compañeras hace tiempo que lo hace).

Traen a los clientes para que observen a los animales en su habitat y ni un bombón, ni un cacahuete!! Parecemos animales de zoo...

Anónimo dijo...

Lo mejor de todo es que podrán hacer que ordenemos las mesas, que pongamos cara de concentración, que hagamos que estamos trabajando durísimamente, no les enseñarán el búnker donde comemos... pero no pueden esconder los coches!!!!
Me imagino la buenísima impresión que da llegar y ver el hermoso espectáculo de coches semi-amontonados.
Aysssss....
Matar matar matar ni ni ni ni

Anónimo dijo...

Por cierto, pooooobres indios, y pooooooobres brasileiros.... Matar matar matar!!!!