sábado, 7 de julio de 2007

¿Comienzo?

Las primeras luces del alba, filtrándose a través de sus párpados, le despertaron. Sintió agudas punzadas en su cerebro y el sabor rancio y pastoso de la cerveza de la noche anterior. No recordaba nada. Sintió frio en su piel y olió el salitre; el ruido de las olas llego hasta sus oídos. No tenía la menor idea de dónde se encontraba.
___Algunos detalles volvieron, perezosamente, a su cabeza. Llevaba dos dias en Suecia. Su jefe le había encargado la compra de cierto material que, por lo visto, sólo podía adquirirse en aquel país. Se alojaba en un hotel en Marstrand y la noche anterior se dirigió al bar del hotel para tomar una copa. A juzgar por su situación actual, debieron ser muchas más.

Lentamente abrió los ojos, pero no pudo evitar que el sol del amanecer le cegara. Su vista no tardó mucho en acostumbrarse, pero su cerebro necesitó más tiempo para procesar lo que vió: una hermosa costa, un mar embravecido y el suelo, extrañamente lejano. Se encontraba a varios metros de altura, en una abertura semicircular de una antigua fortaleza. El pánico comenzó a apoderarse de él, pero logró serenarse. Tenía que bajar de allí de algún modo. Se asomó por el borde buscando asideros para apoyarse. Era inútil; necesitaba una escalera. ¿Cómo demonios había llegado allí? la juerga debió ser monumental.
___Desechó la idea de bajar por la pared. Sus cualidades atléticas siempre fueron nulas y, además, tenía una insoportable resaca. Hubiera sido un suicidio; mejor llamar a los bomberos. Y lo hubiera hecho, si no llevase años en una cruzada personal contra los teléfonos móviles. Se maldijo. Entendió que su única posibilidad era buscar a alguien por los alrededores que pidiese ayuda. Se volvió a asomar, pero no había nadie a la vista; aún era muy temprano. Gritó. Gritó con todas su fuerzas. Apoyó una mano para incorporarse y la sintió húmeda y pegajosa. -Espero no haberme meado- murmuró para si. Pero no era orina lo que tenía en la mano: era sangre. Sangre roja y tibia. Sangre procediente del cadáver de una preciosa rubia que yacía junto a él. Y entre ellos, la navaja regalo de su padre por su vigesimoprimer cumpleaños, manchada de sangre.


Las sirenas de policía comenzaron a sonar a lo lejos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No está mal. ¿Inpirado enm Mankell?
Y si quieres una crítica... no habría estado mal una pequeña descripción de la "antigua fortaleza", no me hago una idea mental demasiado clara. Con lo que me gustan a mí las fortalezas...
Pero muy bien ;-)

20r3mun dijo...

Gracias maja.
Me he inspirado en Mankell entre otros muchos. La fortaleza es... la única que hay en Marstrand, hasta donde yo sé. Te pongo una foto:
FOTO
De derecha a izquierda: Rné Rudervall, yo y Haritz Urizarbarrena. Fotógrafo Denis Santalla. De fondo, fortaleza de Marstrand, Suecia.

Anónimo dijo...

Intrigante. Continúa pronto.

Sólo una pequeñísima corrección que puedes borrarme de aquí cuando la arregles si es que quieres arreglarlo y piensas como yo que es un error: está repetida la palabra "monumental" en dos frases consecutivas, o casi.

¡Queremos más! :D

20r3mun dijo...

Gracias por el apunte, no me había dado cuenta ;)

Anónimo dijo...

De nada. Es un error que a mi me ocurre mucho al escribir. Y sólo suelo darme cuenta cuando repaso lo escrito.

Anónimo dijo...

Muy chula la foto ;-)

No viene a cuento, pero la palabra de verificación que tengo que escribir para publicar mi comentario es "uculo", jaja.

Sin más. :-)