Llevas un tiempo prudencial con la novia y ella ha comenzado a insinuar que deberíais ir pensando en vivir juntos. Pero tú no eres una persona normal, no. Tú no puedes "ir pensándolo"; tienes que analizarlo, sopesarlo... ¡Eres un friki, por amor del Espagueti Volador! Y tienes mucha experiencia en portabilidades y falsas portabilidades en el mundillo de las telecomunicaciones. Sabes considerar pros y contras, sabes identificar ofertas gancho que esconden trampas... Sabes qué hacer. Eres un jodido experto.
Y todo comienza con una llamada telefónica. Al otro lado de la línea un politono más o menos pegadizo hace vibrar el móvil de tu santa. Ella responde, pizpireta, sorprendida por la llamada no esperada. "¡Hola cariño!"-saluda afectuosa. Pero no te dejas engatusar, eres un cazador en busca de su presa.
"Hola, [inserte nombre de novia aquí]" -comienzas tú- "te llamaba por lo de irnos a vivir juntos. Verás, he estado pensando..."
Pero ella te interrumpe, no puede contener la euforia. Cree que te tiene en el bote- "¡Ay que alegría! ¿Y cuándo empezamos a mirar pisos, muebles, carromatos...?" -Tienes que pararlo. -"No, mira, creo que no me has entendido: he estado pensando, pero no he decidido nada aún; antes me gustaría saber algunas cosas." -Al otro lado de la línea, el silencio. -"Mira, yo en casa de mis padres vivo muy bien: me hacen la cama, me dan de comer, cuando llego todo está limpio y recogido... no sé si tu puedes igualar esa oferta. ¿Estás dispuesta a igualarlo?".
No sabes por qué, pero un escalofrío recorre tu cuerpo. Aún no lo sabes, pero al otro lado del teléfono se ha desatado una tormenta de furia infernal. Pero ella es buena, se calma, vuelve a su dulzura -"¡¡¡Pero qué cojones estás diciendo, gilipollas!!! Si es una broma no tiene ni puta gracia, ¿eh? Que estás siempre con tus tonterías, que ya me dijo mi madre, que me había liado con el más tonto..." -quince minutos más tarde, cuando vuelves del café, ella está a punto de terminar su diatriba "...y entonces Julia se compró el vestido. ¿De qué estábamos hablando, cari?".
"Que cual es tu contraoferta" -respondes tú. No pierdes la paciencia, has hablado muchas veces con las señoritas de Vomistar, Garrafone, Kaskultel, Monoyo, Yescucho... estás de vuelta y lo sabes. -"Mira, yo no voy a ser tu esclava. Tengo trabajo, amigas... Y soy una chica moderna, de mi tiempo; no voy a pasarme el día haciendo las tareas de casa para que tú te rasques los huevos, como comprenderás. Es que cómo sois los tíos, que las madres os tratan como a reyes y luego ¡no queréis hacer ni chapa!"
"Verás, cariño" -respondes conciliador. -"Yo estoy muy contento contigo, y lo sabes. Pero eso no mejora mi situación actual, que es estáble y me ofrece cosas que, sinceramente, no puedes igualar. Has de darme algo que no pueda rechazar para que me cambie, compréndelo." -Parece que comienza a morder el anzuelo -"Mira, yo si quieres hago la mayor parte de las tareas los primeros meses, hasta que te acostumbres, y luego gradualmente lo vamos compartiendo todo... ¿qué te parece?" -Ah, la clásica oferta gancho. No funciona. -"Pero con ese plan sólo estaría mejor durante un periodo de tiempo limitado. Luego las condiciones empeorarían y... no sé, ¿qué me ataría para no volver a lo anterior?".
Ella está al borde de las lágrimas. Casi cedes; es un buen truco. No lo conocías. Pero consigues recuperar la cordura. "Vamos, no llores. Seguro que con un poco de esfuerzo por ámbas partes podemos cerrar el trato de manera ventajosa para ámbos." -dices tú, intentando encauzar la conversación -"Algo podrás ofrecerme".
"Sí que lo hay, sí" -dice ella. -"¿Y qué es?". -Es entonces cuando un argumento demoledor aplasta todas tus razones dándola como absoluta vencedora. -"Sexo." -es su escueta respuesta.
Has caido; tus argumentos, tus puntos de partida... todo vence por su propio peso ante la contundencia de la oferta. ¡Polvos diarios! piensas en tu ilusión. -"vale, vale; me has convencido... ¿y cuándo comenzamos a poner en práctica eso?"
Pero, oh, amigo. El rencor de una mujer a la que has tocado las narices no concibe límites. Su última respuesta antes de colgar cierra la negociación de un plumazo -"Tú no sé, gilipollas. Yo me pienso tirar al primero que vea esta noche en la discoteque. Te dejo".
Y tú, con el corazón roto y sintiéndote un trapo te consuelas pensado que, al menos, te queda el ordenador.
Y todo comienza con una llamada telefónica. Al otro lado de la línea un politono más o menos pegadizo hace vibrar el móvil de tu santa. Ella responde, pizpireta, sorprendida por la llamada no esperada. "¡Hola cariño!"-saluda afectuosa. Pero no te dejas engatusar, eres un cazador en busca de su presa.
"Hola, [inserte nombre de novia aquí]" -comienzas tú- "te llamaba por lo de irnos a vivir juntos. Verás, he estado pensando..."
Pero ella te interrumpe, no puede contener la euforia. Cree que te tiene en el bote- "¡Ay que alegría! ¿Y cuándo empezamos a mirar pisos, muebles, carromatos...?" -Tienes que pararlo. -"No, mira, creo que no me has entendido: he estado pensando, pero no he decidido nada aún; antes me gustaría saber algunas cosas." -Al otro lado de la línea, el silencio. -"Mira, yo en casa de mis padres vivo muy bien: me hacen la cama, me dan de comer, cuando llego todo está limpio y recogido... no sé si tu puedes igualar esa oferta. ¿Estás dispuesta a igualarlo?".
No sabes por qué, pero un escalofrío recorre tu cuerpo. Aún no lo sabes, pero al otro lado del teléfono se ha desatado una tormenta de furia infernal. Pero ella es buena, se calma, vuelve a su dulzura -"¡¡¡Pero qué cojones estás diciendo, gilipollas!!! Si es una broma no tiene ni puta gracia, ¿eh? Que estás siempre con tus tonterías, que ya me dijo mi madre, que me había liado con el más tonto..." -quince minutos más tarde, cuando vuelves del café, ella está a punto de terminar su diatriba "...y entonces Julia se compró el vestido. ¿De qué estábamos hablando, cari?".
"Que cual es tu contraoferta" -respondes tú. No pierdes la paciencia, has hablado muchas veces con las señoritas de Vomistar, Garrafone, Kaskultel, Monoyo, Yescucho... estás de vuelta y lo sabes. -"Mira, yo no voy a ser tu esclava. Tengo trabajo, amigas... Y soy una chica moderna, de mi tiempo; no voy a pasarme el día haciendo las tareas de casa para que tú te rasques los huevos, como comprenderás. Es que cómo sois los tíos, que las madres os tratan como a reyes y luego ¡no queréis hacer ni chapa!"
"Verás, cariño" -respondes conciliador. -"Yo estoy muy contento contigo, y lo sabes. Pero eso no mejora mi situación actual, que es estáble y me ofrece cosas que, sinceramente, no puedes igualar. Has de darme algo que no pueda rechazar para que me cambie, compréndelo." -Parece que comienza a morder el anzuelo -"Mira, yo si quieres hago la mayor parte de las tareas los primeros meses, hasta que te acostumbres, y luego gradualmente lo vamos compartiendo todo... ¿qué te parece?" -Ah, la clásica oferta gancho. No funciona. -"Pero con ese plan sólo estaría mejor durante un periodo de tiempo limitado. Luego las condiciones empeorarían y... no sé, ¿qué me ataría para no volver a lo anterior?".
Ella está al borde de las lágrimas. Casi cedes; es un buen truco. No lo conocías. Pero consigues recuperar la cordura. "Vamos, no llores. Seguro que con un poco de esfuerzo por ámbas partes podemos cerrar el trato de manera ventajosa para ámbos." -dices tú, intentando encauzar la conversación -"Algo podrás ofrecerme".
"Sí que lo hay, sí" -dice ella. -"¿Y qué es?". -Es entonces cuando un argumento demoledor aplasta todas tus razones dándola como absoluta vencedora. -"Sexo." -es su escueta respuesta.
Has caido; tus argumentos, tus puntos de partida... todo vence por su propio peso ante la contundencia de la oferta. ¡Polvos diarios! piensas en tu ilusión. -"vale, vale; me has convencido... ¿y cuándo comenzamos a poner en práctica eso?"
Pero, oh, amigo. El rencor de una mujer a la que has tocado las narices no concibe límites. Su última respuesta antes de colgar cierra la negociación de un plumazo -"Tú no sé, gilipollas. Yo me pienso tirar al primero que vea esta noche en la discoteque. Te dejo".
Y tú, con el corazón roto y sintiéndote un trapo te consuelas pensado que, al menos, te queda el ordenador.
8 comentarios:
por mucho que os pese tenemos la sartén por el mango!!
Solo te ha faltado rematar con la típica coletilla de borracho de Illinois que cuenta batallitas del pasado: "True story".
Grande, Numerazos, grande!!
:-D
Ya me alegro que os haya gustado, ya.
ZZZZ, si lo que queremos, precisamente, es que nos tengáis "por el mango". Lo que nos echa para atrás son los "accesorios de Barbie Malibú" :D
Y a nosotras los accesorios del "mango"
por un momento el tio del calendario que sostiene el año 2009 me has parecido tú sin barba... JAJAJA
te falta la entrada de como darse de baja sin daños colaterales...
trankilo que tengo muchas baladas para cantar... jurjur... que te lo diga la Z.
Empiezas fuerte, jejejeje.
Y puedo afirmar que es completamente cierto, te camelan con "eso".
PD, estas son mis últimas palabras, por que según lea una que yo me se esto, me cuelga
Me siento aludida,con lo del sexo no te he podido engañar,porque para lo escasamente que me rindes :S
Y no conoces lo peor. Mi abuelo me proponía esta prueba: Antes de arrejuntarte, cada vez que tengas sexo con tu moza, mete UN garbanzo en un bote.
Después de arrejuntarte, cada vez que tengas sexo con tu moza, saca DOS garbanzos.
La dura realidad viene ahora... Los garbanzos nunca se acaban...
:"(
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