El bocata para hombres no es sólo un emparedado; es un fenómeno social. Es algo que une y se mete en la sangre -en las arterias, más concretamente-, y te hace producir babas y serotonina al pensar en él. En Él.
De siempre hemos tenido la costumbre a comer a algún restaurante del entorno del parque tecnológico de vez en cuando. Es más una reunión social que una necesidad, ya que, por lo común, solemos comer en la magnífica "cafetería" de la que dispone este moderno y diáfano edificio. Hemos ido, y seguimos yendo, a diversos restaurantes de menú del día, sitos en diversos pueblos de los alrededores. Algunos nos gustan, otros menos, otros nada. Más caros, más baratos. En fin, sómos críticos gastronómicos de cucharón.
Pero todo cambió hará unos 7 u 8 meses...
Debia de ser invierno, porque por las noches helaba, lo recuerdo bien. Lorenceta estrenaba piso de alquiler en una gran urbe y nos invitó, a los compañeros más cercanos, a un guateque de inauguración. Quedamos en ir un viernes.
El plan era ir allí y comer todos juntos. Pero claro, los viernes salímos a las 15.00 horas y aún teníamos que llegar allí, que está a tomar por culo, y sentarnos a comer. Que más sería cena que comida. Quedaba claro, por tanto, que ellos, en su aldea, comerían por su lado, y que nosotros nos buscaríamos la vida para comer y dirigirnos allí rápidamente -todo lo rapido que Lery nos permitió :D-. Comenzamos a dilucidar cómo podíamos hacer para no tardar mucho y llegar antes de la hora del té.
Y, felizmente, Natascha nos dió la solución: conocía un restaurante de comida rápida de unos amigos suyos que, aunque no disponen de sitio para comer en el establecimiento, disponían de servicio a domicilio en el parque tecnológico. Le pedimos un panfleto.
Y en aquel panfleto estaba, esperándonos, la madre de todos los bocadillos. Un emparedado que sólo un mashote de pelo en pesho puede disfrutar en condiciones. Una jodida maravilla en pan de chapata. El nombre, por cuestiones de marketing, es Bocadillo Especial Barbacoa, pero no cabía duda: es el bocata de hombres del que habla la leyenda. Dios, es escribir sobre el y comenzar a salivar y a tener hambre... No es un bocadillo muy grande; tiene el tamaño aproximado del bocadillo que te hacía la madre los lunes por la tarde después de comer carne empanada. No es grande, repito, pero es tan denso como la materia oscura que, probablemente, sea uno de sus ingredientes. Atención:
Pan de ciabatta, dos hamburguesas, abundante bacon, abundante queso, abundante cebolla pochada, salsa barbacoa y dos señores huevos.
Pero claro que tiene partes negativas. Después de comerte uno de estos, el aparato digestivo necesita tanta sangre para consumirlo que, durante un par de horas, el cerebro no es capaz de hacer nada. Sólo puedes sentarte y, como máximo, intentar mantener los ojos abiertos. Sí, se es blanco fácil para enemigos armados.
El todo y la nada.
Algunos elegidos hemos comido uno de estos... y vivímos para contarlo.
Próxima parada: Restaurante Waldgeist en Hofheim, especializado en platos XXL.
P.S. fijaos si es bueno el bocadillo que tenía la firme intención de sacarle una foto para mostrarosla y sólo me he acordado de mis planes cuando ya lo había terminado. Se mete en tu cerebro y no te deja pensar.
Edición: Gracias al friki de los rollercoaster por la foto que sacó y me ha traido. (Es la del bocata, no la de aquí abajo).
1 comentario:
Eso no es un bocata, ¡¡es una bomba!! No me extraña que os deje de reponder el cerebro, con semejante zampada.
Y qué es eso de todo lo rápido que os dejo ir... por mí podeis ir todo lo rápido que queráis, siempre que vayais delante de mí XD
La próxima fiesta igual es en mi casa, si es que me la dan este año claro, jeje.
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