Anoche, mi padre y yo tuvimos la oportunidad de degustar unos productos alimenticios derivados del cerdo y una hogaza de pan que más parece una rodela, como podéis observar en la foto. Todo de procedencia lícita y leonesa.
Productos que, por cierto, tengo que agradecer a mi gran amigo Nacho y a la no menos grande amiga, y sin embargo pareja del primero, Naiara, que tuvieron el detalle de distribuirnos dichas delicatessen a mí y a otro ciento de amigos. Pero es lo que tiene ser buena gente, que se tiene una recua de amigos y además no se les niegan los favores.
Pero bueno, a lo que iba, que se me va el santo al cielo: ¡Qué morcillas! Se coge una rebanada de ese robusto pan y se esparce la morcilla, sin tripa, aprovechando su melosa untuosidad. ¡Qué picantonas y sabrosas!
¡Y qué chorizos, virgen santa! Como a mi me gusta, bien curado y firme; de morder. Y alegres alegres. Confieso en el nombre del padre y en el mío propio que nos pusimos como el tenazas.
Y en estas estábamos, dándole a la pitanza, cuando el padre se ha interesado por la localización algo más exacta del origen de los productos de matanza. Que ya se sabe que León es muy grande de la cabeza a la cola. De esto último pueden pedirle referencias a José María del Nido, presidente del Sevilla y felatriz ocasional.
¡Coño, La Bañeza! ¡Pues ya es casualidad! Y es que justamente me encontraba yo leyendo un libro sobre otro de los productos incomparables y exclusivos de la región: Antonio Bayo, "el Ruso".
Es una novela-biografía (o biografía novelada) de la mano de ese magnífico, soberbio escritor con el que tenemos la fortuna de contar los vascos. Ese hombre que relata y narra sus historias desde su caserío de Getxo: Don Ramiro Pinilla, uno de mis escritores favoritos gracias a su poderosa, sardónica y limpia prosa.
El libro en cuestión fué escrito a mediados de los años setenta. Aún respiraba y daba por culo el dictador con voz de canario flauta y, confiesa el autor en el prólogo, no fué fácil de publicar. Y es que no deja en muy buen lugar a la benémerita y otros tantos. Pero si eran hijos de puta, pues lo eran, ¡qué se le va a hacer!
En él se cuenta la vida de Antonio, o "el Ruso", como era más conocido. Proveniente de La Baña, León. Un hombre que tuvo la mala suerte de ser el más miserable en un pueblo miserable en un país miserable en la miserable posguerra. Y la buena suerte de ser bueno robando.
Y su vida fué muy muy perra, amigos. Tan perra que, si no os leéis el libro, no podéis llegar a concebir. Perrísima. El señor Pinilla nos lo cuenta de manera llana, casi carente de estilo, como el propio "Ruso" se lo contó a él de viva voz.
Dramática, por regla general, es a ratos vibrante e hilarante, y muchas veces crítica, pero con motivo. Sin duda una historia que debía ser contada.
Así que, tras cenar morcillas, chorizos y pan de La Bañeza, los mismos que "el Ruso" debió de robar en aquellos tiempos, terminé la velada disfrutando de las últimas páginas de "Antonio B. El Ruso, ciudadano de tercera" (editorial Tusquets, colección Andanzas).
Productos que, por cierto, tengo que agradecer a mi gran amigo Nacho y a la no menos grande amiga, y sin embargo pareja del primero, Naiara, que tuvieron el detalle de distribuirnos dichas delicatessen a mí y a otro ciento de amigos. Pero es lo que tiene ser buena gente, que se tiene una recua de amigos y además no se les niegan los favores.
Pero bueno, a lo que iba, que se me va el santo al cielo: ¡Qué morcillas! Se coge una rebanada de ese robusto pan y se esparce la morcilla, sin tripa, aprovechando su melosa untuosidad. ¡Qué picantonas y sabrosas!
¡Y qué chorizos, virgen santa! Como a mi me gusta, bien curado y firme; de morder. Y alegres alegres. Confieso en el nombre del padre y en el mío propio que nos pusimos como el tenazas.
Y en estas estábamos, dándole a la pitanza, cuando el padre se ha interesado por la localización algo más exacta del origen de los productos de matanza. Que ya se sabe que León es muy grande de la cabeza a la cola. De esto último pueden pedirle referencias a José María del Nido, presidente del Sevilla y felatriz ocasional.
¡Coño, La Bañeza! ¡Pues ya es casualidad! Y es que justamente me encontraba yo leyendo un libro sobre otro de los productos incomparables y exclusivos de la región: Antonio Bayo, "el Ruso".
Es una novela-biografía (o biografía novelada) de la mano de ese magnífico, soberbio escritor con el que tenemos la fortuna de contar los vascos. Ese hombre que relata y narra sus historias desde su caserío de Getxo: Don Ramiro Pinilla, uno de mis escritores favoritos gracias a su poderosa, sardónica y limpia prosa.
El libro en cuestión fué escrito a mediados de los años setenta. Aún respiraba y daba por culo el dictador con voz de canario flauta y, confiesa el autor en el prólogo, no fué fácil de publicar. Y es que no deja en muy buen lugar a la benémerita y otros tantos. Pero si eran hijos de puta, pues lo eran, ¡qué se le va a hacer!
En él se cuenta la vida de Antonio, o "el Ruso", como era más conocido. Proveniente de La Baña, León. Un hombre que tuvo la mala suerte de ser el más miserable en un pueblo miserable en un país miserable en la miserable posguerra. Y la buena suerte de ser bueno robando.
Y su vida fué muy muy perra, amigos. Tan perra que, si no os leéis el libro, no podéis llegar a concebir. Perrísima. El señor Pinilla nos lo cuenta de manera llana, casi carente de estilo, como el propio "Ruso" se lo contó a él de viva voz.
Dramática, por regla general, es a ratos vibrante e hilarante, y muchas veces crítica, pero con motivo. Sin duda una historia que debía ser contada.
Así que, tras cenar morcillas, chorizos y pan de La Bañeza, los mismos que "el Ruso" debió de robar en aquellos tiempos, terminé la velada disfrutando de las últimas páginas de "Antonio B. El Ruso, ciudadano de tercera" (editorial Tusquets, colección Andanzas).
2 comentarios:
Anda, ¿sabías que Luis de Cromion veranea en La Bañeza? O eso creo. Suele hablar de la Bañeza y sus productos jeje. Creo que su padre es de por ahí ;)
Muchas gracias por las palabras que me tocan.
Y ya sabes, cuando vuelva por allí ya te avisaré, que lo merece.
Apunto el titulo del libro, que esta tarde me comentaste y que hablas en estas lineas
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