Llevaba años buscando ésta, la primera y única novela, hasta el momento, de Álex de la Iglesia. Años buscando, en librerías y en internet, y siempre recibiendo la misma respuesta: está descatalogado. Años esperando a que alguien la reeditara, por comentarios y recomendaciones de amigos, hasta que por fín Seix-Barrall ha escuchado mis súplicas.
Tras habérmelo ventilado prácticamente en una sentada puedo afirmar que lo único que me ha decepcionado ha sido su brevedad. De buena gana hubiera seguido disfrutando de las disparatadas peripecias de Juan Carlos Satrustegi, el protagonista.
Leerlo ha sido realmente divertido, con sonoras carcajadas y hasta lágrimas de hilaridad al leer uno de los poemas del protagonista:
Pero hay que advertir, por si no ha quedado claro con ese pequeño estracto, que el humor que se gasta el autor es en extemo negro, cruel, friki y, sí, extremo. Un humor que ya me enganchó cuando de la Iglesia contaba sus propias aventuras en el rodaje de Los crímenes de Oxford en un blog ya cerrado.
Sospecho que es un sentido del humor que a algunos de los que me leen gustará. Pero también sospecho que esos a los que gustaría no cogen un libro ni para abanicarse en agosto. Dadle una oportunidad, cojones.
La locura que guía al protagonista (narrador en primera persona) durante la Aste Nagusia bilbaína, es infecciosa y, para los que conozcamos dichas fiestas de primera mano, se torna en algo tremendamente vívido pese a lo esquizofrénico.
M'a molao.
Tras habérmelo ventilado prácticamente en una sentada puedo afirmar que lo único que me ha decepcionado ha sido su brevedad. De buena gana hubiera seguido disfrutando de las disparatadas peripecias de Juan Carlos Satrustegi, el protagonista.
Leerlo ha sido realmente divertido, con sonoras carcajadas y hasta lágrimas de hilaridad al leer uno de los poemas del protagonista:
No me jodas en el suelo
como si fuera una perra
que con esos cojonazos
me llenas el coño de tierra.
Pero hay que advertir, por si no ha quedado claro con ese pequeño estracto, que el humor que se gasta el autor es en extemo negro, cruel, friki y, sí, extremo. Un humor que ya me enganchó cuando de la Iglesia contaba sus propias aventuras en el rodaje de Los crímenes de Oxford en un blog ya cerrado.
Sospecho que es un sentido del humor que a algunos de los que me leen gustará. Pero también sospecho que esos a los que gustaría no cogen un libro ni para abanicarse en agosto. Dadle una oportunidad, cojones.
La locura que guía al protagonista (narrador en primera persona) durante la Aste Nagusia bilbaína, es infecciosa y, para los que conozcamos dichas fiestas de primera mano, se torna en algo tremendamente vívido pese a lo esquizofrénico.
M'a molao.
1 comentario:
No sé yo si me iba a gustar a mí un humor tan extremo :)
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