viernes, 28 de noviembre de 2008

Si por mí fuera estábais todos en la puta calle.

Así comienza esta épica historia de héroes y, sobre todo, de villanos. ¡Villanísimos!

Tres... iba a decir hombres, pero su maldad va mucho más allá de la humanidad. Tres malas bestias, tres demonios salidos del más oscuro y pestilente agujero. Habitantes de cloaca... ¡hijos de una hiena!

Tres: Aivan el terrible, Dr. Deivid/Mr. Hyde y Gengis Mun. El puto eje del mal.
Suele decirse que por donde ellos pasan no vuelve a crecer la hierba, pero no son más que habladurías de un populacho ignorante. No solo crece, sino que la cultivan. Luego la fuman y se la dan a los niños, jubilados, enfermos del corazón y dulces animalillos como conejos, hamsters y demás. Hasta para la madre del Topo tienen que, como sabras, querido lector, no es otra que Topota madre. Con el único fin de hacer el mal, claro. Pura y genuina maldad concentrada en tres cuerpos que, señoritas, parecen cincelados por el mejor artista homosexual renacentista.
Y no, no son homosexuales. De hecho estos seres están más allá de la sexualidad tal y como es entendida por los bondadosos y tiernos humanitos. De hecho tienen poco criterio a la hora de seleccionar donde meter sus ¡¡¡20 centímetros!!! de depravada y malvada tranca. Eso sí, viciosas lectoras; estos cabronazos eyaculan ácidos corrosivos. Así que, si os dicen eso de "chupa, chupa, que yo te aviso" más os vale andar con ojo.

Malos, malos, malos, como podéis observar. Mascan con la boca abierta, orinan fuera del lugar habilitado a tal efecto, no rebobinan los VHS del videoclub... ¡y cosas peores, incluso!

Y poco importa que otras criaturas, gallináceas o no, programadores o no, nutrias o no, hagan lo mismito que hacen ellos, con la misma frecuencia, volumen y nivel de molestia. Poco importa si una torera hace "hora Wiki" mandando fotos semieróticas para que la nutria se descojone, o que la hermana de Bartolo se ria haciendo temblar los cimientos. O que el botijo... sea una zorra. No importa, ellos son la maldad. Ya sea en Anatolia o entre las paredes de Cromañon S.L. Nada ni nadie es, ni siquiera remotamente, tan malo como ellos.

Ojito.

Por cierto, todo esto es mi opinión personal, claro.

P.S. He vuelto.