martes, 28 de abril de 2009

Sobran los comentarios.

El camino más corto.

El camino más corto para encontrarse uno a sí mismo da la vuelta al mundo. Me dispongo, pues, a dar la vuelta al mundo. Europa ya no me produce efecto. Harto familiar me es este mundo para obligar a mi alma a nuevas configuraciones. Además, es un mundo demasiado limitado. Toda Europa tiene en lo esencial un solo espíritu. Quiero anchura, dilataciones donde mi vida tenga que transformarse por completo para subsistir, donde la intelección requiera una radical renovación de los recursos intelectuales, donde tenga que olvidar mucho —cuanto más, mejor— de lo que supe y fui. Quiero que el clima de los trópicos y otros muchos aspectos imprevisibles envuelvan mi ser y actúen sobre mi alma, para ver lo que será entonces de mí. Ya están cortadas las relaciones con lo que me sujeta. Siento en mí la beatitud de la libertad conquistada. De seguro que no hay nadie ahora más independiente que yo. No tengo profesión externa; no tengo familia que me preocupe; no tengo obligaciones que llenen mi tiempo; puedo hacer u omitir lo que me plazca.

Diario de Viaje de un filósofo
Hermann Keyserling (1918).

domingo, 26 de abril de 2009

Tostón al estilo nipón.

Ayer fui con un grupo de amigos al pabellón de deportes de la Casilla, donde se celebraba el I encuentro de cultura japonesa organizado por la Sociedad Vasco-Japonesa / Nihon Basuku Yukoukai (日本バス ク友好会) y por la Asociación Vasca de Estudios Orientales / Ekialdearen Ikerketarako Euskal Elkartea.
Lo primero que me llamo la atención, sentado a la entrada esperando a mis amigos, es que parecía estar rodeado por frikis y homosexuales; público potencial, supuse, para este tipo de excentricidades. Aunque al entrar quedó clara mi equivocación al haber por el recinto muchos grupos y familias.

Bueno, comenzaré con mi valoración: pese a tener en cuenta que era el primer año y aún queda mucho tiempo para mejorar ha sido francamente decepcionante. El lugar es pequeño para acoger este tipo de actos y estaba organizado, si se me permite, con la punta del cimbrel.
Vamos a ver, yo llegué a la tarde, a eso de las 16.30 y, por tanto, me perdí todas las actividades matutinas. Pero cuando entré, por la tarde, estaba el profesor Sho Hagio, japonés él, dando una conferencia en un impresionante euskera que, sinceramente, dudo que la mitad de los presentes hablaran. Pero además la calidad del sonido y la acústica del lugar, muy poco propicio para este tipo de cosas, hacían el entender lo que el ponente exponía una tarea harto dificil.

El plato fuerte de la tarde eran las diversas exhibiciones de artes marciales. Para tal efecto se habían colocado en el centro de la cancha -habitualmente de baloncesto- unas colchonetas a modo de improvisado tatami. ¡Pero la distribución del lugar era terrible!
Los pocos stands, que son un buen acicate para cualquier evento, estaban a ambos lados de la pista haciendo imposible la clara visión del tatami desde una gran cantidad de lugares, lo cual hacía que el público tuviese que estar hacinado en dos lugares idénticos a la mitad de las gradas. Mal.
Además, mientras las exhibiciones tenían lugar y como es lógico no podía la gente andar paseándose por los stands, que estaban en la propia cancha. Y teniendo en cuenta que las exhibiciones eran seguidas una de otra, se hacia imposible visitar dichos puestos una vez abiertos, debido a la gran cantidad de gente que había en los mismos. Así pues, me quedé con las ganas de practicar un poco el origami, que fué mi principal motivación de ir. Y apenas si eché un ojo a los poquísimos y más que parcos y espartanos stands. Mal distribuidos, poco accesibles y sin nada de interés.

Pero lo peor fueron las exhibiciones... ¡virgen santa qué tostón! Con mención especial del tipo con la Katana, que debe de ser un fenomeno para los entendidos, pero para los legos en la materia era un señor dando vueltas con una espada que de vez en cuando atizaba un zurriagazo al aire y soltaba gritos de manera aleatoria. Dudo que muchos entendieran algo de aquello...
Pero mi favorito fue Aoki, que en cuanto cogió el micrófono comenzó a soltar una arenga sin ton ni son -en castellano, eso sí- y llego a echarnos la bronca por gordos, por comer lo mismo en verano que en invierno y por no saber ni sentarnos ni estar de pié. Consiguió hacer menearse a gran parte del pabellón en un ejercicio, según él, de su invención y que recuerda sospechosamente al baile que Gordi de los Goonies tenía que hacer para poder entrar en la casa.
Pero es que el tío era un brasas del copón, y empezó a molarse y siguió hablando y hablando. Y por más que intentásemos encontrar sentido a algo de lo que decía, bien parecían frases inconexas, al tun tun. Una disgresión bizantina que parecía no terminar nunca.
Mirad si era pelmazo el japonés este que los organizadores intentaron cortarle el rollo una buena media docena de veces diciendo que abreviara, que era el turno de otros. Y el tío venga, raja que te raja. ¡A ver quien le quita el micro a un 7º Dan en karate! Y rajó tanto que hubo que suspender otro par de cosas por falta de tiempo.

Ya puede mejorar mucho para el año que viene, aunque tendrán que dispensar de mí con toda probabilidad.

domingo, 19 de abril de 2009

La sexualidad de los héroes de cómic.

No hace ni un mes publiqué una entrada sobre la sexualidad en héroes y superhéroes provenientes del cómic. La verdad es que fué un desbarre total como los que solemos tener a la hora de comer. Y si alguien ajeno nos escuchara un par de días seguidos creería que estamos enfermísimos.
Pero no, no. Parece dificil de creer, pero hay gente que está peor; mucho peor. Tanto que se les ocurren unas cosas que ni en nuestros momentos más sórdidos hubiéramos sido capaces de imaginar nosotros. ¿A ver si va a resultar que somos tiernos infantes?

Esto viene a santo de que Deivid, el otro día, buscando no sé qué, se encontró con un diccionario urbano online. En dicho diccionario aparecen expresiones que utiliza la juventud angloparlante, al parecer. ¡Y resulta que utilizan referencias a cómics para denominar prácticas sexuales! Y qué prácticas...
  • El Spider-man: Cuando una pareja está practicando sexo y el varón, en el momento del clímax. opta por eyacular en su propia mano para, acto seguido, y haciendo la pose de Spidey, lanzárselo todo a la sorprendida muchacha. El protocolo indica que se tiene que aguantar la mano de hostias que la afectada devuelva con un gesto heróico. Y hombre, la imagen tiene su gracia, pero con lo que cuesta encontrar concupiscencia por aquí... como para joder así la posibilidad de continuidad.
  • El Green Goblin (duende verde): Tranquilas, amigas; que en el mundo del cómic siempre hay venganzas, contrapartidas y némesis. Y sí, el mencionado Spider-man también lo tiene, para que os venguéis a gusto. El Green Goblin es cuando, en el momento del clímax masculino, la fémina recibe el esperma en su propia mano ¡y se lo lanza a él!
  • Superman: Bien, pasemos de Marvel a DC; ¿qué clase de grotesca parafilia es esta? Pues bien, según el Urban Dictionary, un Superman es cuando la moza se niega a practicar relaciones (alegando dolor de cabeza etc.) y el hombre, resentido, espera a que ésta se duerma para masturbarse y eyacular sobre la nuca de la contraria. Después sólo hay que pegarle la sábana utilizando... ese pegamento orgánico. Así, cuando ella se despierte, tendrá una hermosa capa al más puro estilo Kriptoniano.
  • Spider-man Vs. Superman: ¡Estupendo crossover entre las dos editoriales! Supongamos que el energúmeno le ha hecho un Superman a la sufrida. Cuando ella se despierta, se pilla un cabreo de cojones y empieza a dar vueltas por la habitación soltando gritos y poniéndo a parir a la madre del que, en ese momento, está masturbándose otra vez para, una vez eyaculado de nuevo, hacerle un Spider-man al Superman. Este requiere de cierta velocidad, al parecer.
  • Batman: El primer humano sin poderes de ésta lista. Hacer el Batman es cuando un tipo está penetrando por detrás (no se especifica si vía anal o vaginal) y empieza a mover sus brazos como si fueran las alas de un murciélago para, en el movimiento descendente, azotar las nalgas de la, una vez más, sufridora.
  • Joker: El archienemigo de Batman no tiene una, sino dos de estas... no sé como denominarlas; ¿sexoputadas? Bueno, a saber: 1. en una felación, el felado justo en el momento de eyacular, hace un movimiento lateral dejando una línea de sémen como si fuera la sonrisa del Joker. 2. En un cunilingus y con la hembra menstruando, el hombre termina con su cara con la sangre simulando el maquillaje del Joker.
  • Wonder Woman: ¡Una mujer! Así se denomina a las féminas que gustan de azotar, con mano o fusta, a sus parejas sexuales. ¡Dame, dame en el culete! Y tal.
Y hay muchas, muchas cosas que me dejo en el tintero porque no tienen relación con el cómic. Pero tras leer cosas como el Dirty Sánchez, Donkey Punch o el Strawberry Shortcake ya no soy el mismo.
¿A lo mejor debí avisar de que no leyeran esto las personas sensibles? Uy, qué putada...

sábado, 18 de abril de 2009

¡Lucha por tu hucha!

De la mano de Bloguzz os traigo este que es ¡mi primer post esponsorizado! Y con esponsorizado me refiero a que me llevo cosas por la cara. Que tampoco es que que me vaya a sacar de rico ni nada de eso, pero siempre mola recibir cosillas por ser juntaletras. Y espero que sea el primero de muchos y siempre mejorando.

Mi primer mecenas es, ni más ni menos que, la cadena de supermercados Carrefour. ¡Hala!
Lo cierto es que no frecuento mucho sus establecimientos porque, principalmente, me queda a tomar por saco el más próximo. Pero también por el recuerdo de mi infancia, cuando la madre y sus amigas se iban hasta el estado Francés (iparralde) a pasar el día de compras en un Carrefour, donde había, en aquellos oscuros tiempos de crisis, producto exclusivo, de calidad, y a buen precio. Y, sinceramente, los de aquí no son como aquello. Tal vez no sea la mejor manera de empezar mis tratos con alguien que me ha regalado algo pero si esperaban un zalamero se equivocaron.

Pero bueno, a lo que iba: supongo que varios de vosotros habréis visto la simpática (que no graciosa) campaña publicitaria "Dios los cría y ellos se juntan" de la citada marca, donde aparecen ciertas asociaciones rocambolescas con nombres infinitos y un ciento de siglas.



Pues bien; en esta página os podéis crear cada uno la vuestra propia. Ellos me invitaron a hacerme una en la carta personalizada que me enviaron y les hice caso. Se llama Q.S.P.S.N.F.P.R.Q.N.E.E.E.A. (Qué Sería de los Pringlebrowns Si No Fuera Por las Risas Que Nos Echamos En El Arbolito). Pînchando en el enlace podéis uniros al club, bajaros el emblema para imprimirlo y difundir el mensaje y, como no, dejar comentarios. Y para daros un pequeño aliciente, entre todos los que posteéis un comentario tanto en el blog como en el Q.S.P.S.N.F.P.R.Q.N.E.E.E.A. sortearé las cosicas que los muchachos de Carrefour me han enviado para que escriba esta entrada; a saber: una hucha de cerdito de barro, de los de toda la vida, que la verdad es graciosete y cuatro chapas molonas para customizar lo que os salga del nabo. Teniendo en cuenta que mi media de comentarios es paupérrima... ¡tenéis muchas oportunidades de que os toque algo!

Además, como el paquete este se lo han mandado prácticamente a cualquier bloguero juntaletras que se apuntó en Bloguzz a la promoción, y por tanto existen centenares de cerditos iguales, yo he querido personalizarlo un poco para hacerlo único para el que se lo lleve. Con el material del que disponía (de mi madre, por cierto) me ha salido... ¡el Pringle-cerdo bujarra! como podéis observar en las fotos. Y en su interior meteré, para el afortunado o afortunada, ¡dos euros! que ya se sabe que la crísis está muy mala y cada uno tiene que luchar por su hucha.

viernes, 17 de abril de 2009

Productos de La Bañeza, León.

Anoche, mi padre y yo tuvimos la oportunidad de degustar unos productos alimenticios derivados del cerdo y una hogaza de pan que más parece una rodela, como podéis observar en la foto. Todo de procedencia lícita y leonesa.
Productos que, por cierto, tengo que agradecer a mi gran amigo Nacho y a la no menos grande amiga, y sin embargo pareja del primero, Naiara, que tuvieron el detalle de distribuirnos dichas delicatessen a mí y a otro ciento de amigos. Pero es lo que tiene ser buena gente, que se tiene una recua de amigos y además no se les niegan los favores.

Pero bueno, a lo que iba, que se me va el santo al cielo: ¡Qué morcillas! Se coge una rebanada de ese robusto pan y se esparce la morcilla, sin tripa, aprovechando su melosa untuosidad. ¡Qué picantonas y sabrosas!
¡Y qué chorizos, virgen santa! Como a mi me gusta, bien curado y firme; de morder. Y alegres alegres. Confieso en el nombre del padre y en el mío propio que nos pusimos como el tenazas.

Y en estas estábamos, dándole a la pitanza, cuando el padre se ha interesado por la localización algo más exacta del origen de los productos de matanza. Que ya se sabe que León es muy grande de la cabeza a la cola. De esto último pueden pedirle referencias a José María del Nido, presidente del Sevilla y felatriz ocasional.

¡Coño, La Bañeza! ¡Pues ya es casualidad! Y es que justamente me encontraba yo leyendo un libro sobre otro de los productos incomparables y exclusivos de la región: Antonio Bayo, "el Ruso".
Es una novela-biografía (o biografía novelada) de la mano de ese magnífico, soberbio escritor con el que tenemos la fortuna de contar los vascos. Ese hombre que relata y narra sus historias desde su caserío de Getxo: Don Ramiro Pinilla, uno de mis escritores favoritos gracias a su poderosa, sardónica y limpia prosa.

El libro en cuestión fué escrito a mediados de los años setenta. Aún respiraba y daba por culo el dictador con voz de canario flauta y, confiesa el autor en el prólogo, no fué fácil de publicar. Y es que no deja en muy buen lugar a la benémerita y otros tantos. Pero si eran hijos de puta, pues lo eran, ¡qué se le va a hacer!
En él se cuenta la vida de Antonio, o "el Ruso", como era más conocido. Proveniente de La Baña, León. Un hombre que tuvo la mala suerte de ser el más miserable en un pueblo miserable en un país miserable en la miserable posguerra. Y la buena suerte de ser bueno robando.
Y su vida fué muy muy perra, amigos. Tan perra que, si no os leéis el libro, no podéis llegar a concebir. Perrísima. El señor Pinilla nos lo cuenta de manera llana, casi carente de estilo, como el propio "Ruso" se lo contó a él de viva voz.

Dramática, por regla general, es a ratos vibrante e hilarante, y muchas veces crítica, pero con motivo. Sin duda una historia que debía ser contada.

Así que, tras cenar morcillas, chorizos y pan de La Bañeza, los mismos que "el Ruso" debió de robar en aquellos tiempos, terminé la velada disfrutando de las últimas páginas de "Antonio B. El Ruso, ciudadano de tercera" (editorial Tusquets, colección Andanzas).

jueves, 2 de abril de 2009

Dump en microondas

IMPORTANTE: Para todos aquellos lectores que sean al mismo tiempo compañeros de trabajo: hemos hecho un acuerdo para que esto no se sepa entre los malos, así que no me seais bocachanclas y cuidad lo que decís en la oficina, ¿estamos?

Ya he comentado alguna vez la pocilga en la que nos vemos obligados a comer en la empresa, Cromañon. Pero bueno, como tengo que rellenar esto de alguna manera, hare un somero resumen; algo así como un "Priviusli, in Pringlebrowns...".

Bueno, el lugar está situado en el subsuelo, a la altura de los sepúlcros y un poco más abajo. Tan abajo está que el agua de los servicios, para ser desaguada, ha de ser bombeada contra la gravedad... un dispendio de energía, como véis.
La sala es espartana cuando menos. Ciega, pues si hubiera ventanas sólo mostrarían la vida sexual de los topos, su única ventilación es la facilitada por un aparato de aire acondicionado que a veces está encendido y otras veces apagado, y nadie sabe porqué.
El mobiliario está constituido por unas cuantas sillas y mesas, un perchero, unas maquinas de vending, una nevera y... tres microondas.

Dichos microondas se usan mucho, evidentemente. Y como se usan, se manchan. Y aunque se manchen, nadie los limpia, así que para evitar que la mugre se acumule en el plato giratorio, la ingeniosa solución es poner una servilleta sobre la misma. Y lo cierto es que funciona bastante bien.

Bueno, pues estábamos hoy comiendo unos cuantos Pringlecillos y uno de nosotros, al que llamaremos... Antorcha, ha sacado su comida de uno de los hornos, pero dejandolo en marcha, sin más. Y estábamos comiendo, hablando, riendo, como todos los días, cuando de ese mismo microondas ha surgido un flash con un ruido sordo, como las míticas escenas de combustión espontánea de la tele. Y cuando nos hemos acercado ¡la servilleta estaba en llamas como el puto edificio Windsor!

Y allí, arremolinados como hooligans, grabando un video... me pregunto qué hubieran pensado nuestros jefes y responsables de haber entrado en ese momento.